El artículo de Edgar Espinoza, titulado “La Patria en Llamas”, me parece una apreciación muy acertada y pesimista de nuestro país que no nos dice como “apagar las llamas” de una forma clara y precisa. Por esta razón, me permito comentar lo siguiente…
Nuestra imperfecta república democrática (desde los supremos poderes hasta las instituciones públicas) fue originalmente establecida para la protección y el bienestar de todos los costarricenses. Pero, actualmente, nuestra república se encuentra bajo el control de influyentes grupos e individuos con mezquinos intereses políticos, económicos, y gremiales que la destruyen como un cáncer y dejan el país susceptible al crimen organizado y al socialismo del siglo XXI. Grupos e individuos materialistas y ruines que provienen del partido Liberación Nacional (PLN), el partido Unidad Social Cristiana (PUSC), el partido Acción Ciudadana (PAC), el partido socialista Frente Amplio (FA), y los sindicatos públicos (como ANEP, UNDECA, ASDEICE, APSE, SINTRAJAP, etc.) principalmente, que están más interesados en proteger sus intereses que al costarricense. ¡Punto! Ante semejante situación, nosotros tenemos dos opciones: A) Seguimos quejándonos de todo y no hacemos nada al respecto, o B) dejamos nuestra apatía a un lado y luchamos por lo por he hemos perdido. Si usted es un verdadero costarricense, yo sé que su respuesta va a ser B, pero se me va a hacer la siguiente pregunta: ¿Qué puedo hacer? La respuesta es más simple de lo que se imagina y no le cuesta ni un cinco…
Primero, es hora de demandar al congreso el debate, la corrección, y la aprobación inmediata del proyecto de ley #18331. ¿Por qué? Porque dicho proyecto nos permitiría elegir individualmente a los diputados en listas abiertas, en vez de que las “argollas” y la “chusma de gradería de sol” de los partidos políticos nos los zampen en listas cerradas. Si podemos “elegir a los diputados” que sean más fieles a los costarricenses que su partido y “destituir a los diputados” que no cumplen con su responsabilidad, vamos a tener un congreso que (figurativamente hablando) “removerá los tumores de la constitución y nuestro marco legal, en vez de ponerle curitas...” Solo a través de nuevas leyes clara, firmes, equitativas, y justas vamos a eliminar gran parte de las chanchadas de los sindicatos, la corrupción, la burocracia, la holgazanería gubernamental, gastos superfluos, y el crimen organizado que vemos hoy en día.
Segundo, no voten por el PAC, FA, o cualquiera de sus coaliciones para las elecciones municipales del 2016. ¿Se imagina una municipalidad controlada por sindicalistas, socialistas, y comunistas? ¡Yo sí y el panorama sería altamente nocivo! Por ejemplo, tendríamos munícipes que recortarían del presupuesto proyectos de interés cantonal, para pagar por los nuevos empleados y los nuevos pluses salariales y beneficios de la convención colectiva, o munícipes que bloquearían las iniciativas comerciales privadas, para favorecer las propias públicas. ¡No gracias!
Tercero, si usted no quiere votar por el PLN, PUSC, PAC, o el partido Movimiento Libertario (ML) para las elecciones municipales del 2016, usted está en todo su derecho de no hacerlo. ¡Yo no lo voy a hacer tampoco! Pero, me voy a ver obligado a hacerlo, con el fin de que el PAC, el FA, o una de sus coaliciones no quede en el poder. Por cierto, los únicos que se van a ver beneficiados con su abstencionismo van a ser el PAC y FA. Así que salga a votar, aunque sea una elecciones por el menos malo de los cuatro, pero salga a cumplir con su deber ciudadano.
Cuarto, considere a los partidos locales y nuevos como en el caso del partido cantonal Curridabat Siglo XXI (CXXI) o el partido Nueva Generación (PNG) por ejemplo. Lo bueno de partidos locales, como CXXI, es que sus miembros viven en el cantón y conocen íntimamente las necesidades de su comunidad. Lo bueno de partidos nuevos, como PNG, es que no tienen “políticos tradicionales” en sus rangos y no se alía con la izquierda entre otras cosas. Estos partidos son mi primera opción de voto y los voy a analizar detenidamente, pare determinar si son una buena alternativa para mi cantón; mucho antes que yo tan siquiera alce a ver al PLN, PUSC, PAC, o ML.
Quinto, el más importante, deje esa actitud tan arrogante e indigna del “porta-a-mí” (tan común en las calles) a un lado y tome responsabilidad de su país. ¡Punto!
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La patria en llamas
Por Edgar Espinoza | 11 de julio de 2015
Que quede claro: ni somos pacíficos, ni somos libres, ni somos soberanos.
Hemos perdido territorio geográfico, institucional, social y moral. Nos hemos reducido en vez de enaltecido.
Parecemos acorralados; con otros dueños, con otros actores.
Cada día se nos desmoronan los himnos, emblemas y símbolos que honran la valentía y gloria de nuestros antiguos patriotas.
Desde el “verás a tu pueblo valiente y viril” hasta el “Costa Rica mi patria querida” son hoy letra muerta.
Cuando una sociedad ve normal la muerte de sus niños por culpa del psicópata, del conductor ebrio, del violador o del médico negligente y ni siquiera se inmuta y mucho menos actúa, está enferma.
Desoír esos signos pone en duda nuestra raigambre ciudadana y coraje para la defensa de valores fundamentales.
Porque aquí, mientras sea a otro y no a uno al que le violen la chiquita, le amordacen, agredan y asalten la familia, o se muera por falta de atención y equipo en un hospital, no hay problema.
Vamos por el mismo camino de México, Guatemala, Honduras y El Salvador donde las mafias reinan a placer arrodillando, a su paso, el derecho de los pueblos a una vida digna.
El narco, la violencia, el rapto, el blanqueo, el hampa, el contrabando, la prostitución, la violación y los asesinatos, son hoy, de frontera a frontera, nuestra cultura predominante.
Perdimos ya el Caribe, la Zona Norte está en la mira y la Sur bulle en mafias nacionales y extranjeras.
Las provincias centrales tampoco escapan a la espiral de terror. Desamparados y Alajuelita, en San José, son caldo de cultivo de carteles de la narco-mafia, con el Infiernillo, en Alajuela, completando el triángulo de la muerte.
A cualquier hora y en cualquier lugar aparecen cuerpos de gente acribillada por el ajuste de cuentas, asaltos, celos, rencillas o simple deporte.
El “sicariato” ha dejado de ser un oficio exclusivo del narcotráfico para convertirse en negocio ambulante de cabezas humanas a cualquier precio.
En íntima conexión con esto, la concentración de riqueza en pocas manos, y de privilegios públicos en jerarcas y burócratas, han dado alas también a ese engendro de mil cabezas llamado desigualdad social.
Los vaivenes externos, la desaceleración, el desempleo, la incertidumbre fiscal y la inacción gubernamental tienen en vilo, además, nuestra estabilidad económica.
Encima, hemos perdido un vasto territorio institucional que empieza desde los supremos poderes y se expande como metástasis por todo el aparato estatal, hoy impotente de controlar su propia descomposición.
La CCSS, el ICE, el INVU, la educación, la justicia, las obras y servicios públicos que antes arropaban nuestro territorio ciudadano han quedado reducidos a influyentes grupos de interés político, económico y gremial.
Es hora de que el costarricense de bien deje su zona de confort, se manifieste, cierre filas contra el enemigo y pelee por la devolución de sus conquistas.
¿Quién quema ese mesón?
Fuente: http://www.crhoy.com/la-patria-en-llamas/
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